Por
Coronel Héctor José Corredor Cuervo
Cuando
llegue la paz en los hogares
los
niños gozaran día tras día
la
enseñanza de padres y de abuelos
y
crecerán con amor y alegría
como
crecen en nidos los polluelos.
Cuando
llegue la paz en las escuelas
alumbrará
en el cielo la esperanza
de
tener un mañana promisorio
con
luces del saber en la enseñanza
para
hacer de la patria un gran emporio.
Cuando
llegue la paz en los poblados
con
los rayos de unión y de concordia
volverán a sus casas desplazados
que
sufrieron exilio por discordia
y
por miedo de ser asesinados.
Cuando
llegue la paz en las ciudades
correrá
por las calles la confianza
sin
temor a presencia de matones
que
viven cual mandril en asechanza
asaltando
indefensos peatones.
Cuando
llegue la paz en los caminos
volverán
bellas aves a sus nidos
y
cantoras volverán a entonar
entre
ramas los más gratos sonidos
sin
miedo a que las vayan a encerrar.
Cuando
llegue la paz al continente
la
lumbre de la unión será
el gran faro
que nos conduce al pleno desarrollo
y nos
señala lo nos es más caro
evitando
el naufragio en
escollo.
Cuando
llegue la paz en esta tierra
volveremos
a gozar el paraíso
que
Dios nos entregó a seres humanos
sin
egoísmo, sin odio enfermizo
para
vivir por siempre como hermanos.